
Los seres humanos nos protejemos con máscaras de soberbia que impiden que mostremos nuestro verdadero ser
CDMX, 30/7/2011. Este día amanecimos con la noticia de que la cifra de personas en extrema pobreza en México aumentó más de tres millones en los últimos tres años; señal de alarma debido a las pésimas condiciones que han generado los últimos gobiernos en nuestro país. Por eso, esta lluviosa mañana que saturaba de humedad la atmósfera nos reunimos para hacerle llegar un mensaje a los responsables del acaparamiento que estanca la economía y empobrece a nuestros hermanos.
Preguntamos a los Maestros: ¿A cuántas personas tenemos que hacerle llegar una advertencia para que cambien el rumbo económico de México, para que suelten el dinero que tienen atesorado y generen productividad de nuevo?; y nos contestaron: a tan sólo 6,660 individuos.
Comenzamos a concentrarnos y Ramavaján pidió la asistencia de Isis Guadalupe y de Dios, pidiéndoles una palabra mágica, una voz con la que pudiera transmitir a través del viento una orden a estos empresarios, políticos y comerciantes para que liberen sus capitales; cerramos los ojos y en ese momento una banda de guerra escolar comenzó a tocar una de las típicas marchas de los desfiles por lo que, al son de las trompetas, nuestro líder fue esparciendo esta voz a los cuatro vientos, dirigiéndola a estos 6,660 adinerados.
¡Ninguno de estos empresarios volverá a tener éxito en ninguno de sus negocios ni en sus empresas si no obedecen esta orden! –demandó nuestro líder, ya que es obligatorio que liberen los capitales de inmediato y hago extensivo este mandato a todos los empresarios, políticos, comerciantes y adinerados del planeta: ¡no volverán a florecer si no sueltan su dinero ahora! -exclamó. Los Maestros indicaron que esta meditación se realizó con excelencia. Contentos por el esfuerzo, agradecimos a los Maestros y a Dios por esta novedosa técnica y procedimos a irnos a nuestras casas para estar con nuestros hijos (era sábado).