
Los seres humanos nos protejemos con máscaras de soberbia que impiden que mostremos nuestro verdadero ser
CDMX, 4/8/2014. En días recientes nos comentaron que pronto abriríamos los siete cilindros de las minas del Rey Salomón, usando una herramienta llamada el ábrete sósame, que sólo podía utilizar Ramavajan. Entonces nos vimos para realizar el primero de estos siete trabajos y nuestro líder explicó: para abrir estos cilindros tengo que ingresar a una cueva, pero la magia de esto es similar a cuando abres una puerta; sacas la energía de cada recipiente y ya, se acabó todo; las fuerzas allí contenidas se encargarán de hacer el resto. En este caso, esa "cueva" está en el espacio, en cuarta dimensión, particularmente, en la estratósfera. Estos envases no se podían abrir antes; estaban protegidos con una energía que los hacía invisibles y además aún no era el momento. Ahora tengo que abrirlos llegando a ese lugar desde aquí, desde la casa de Ogipter —explicó.
Teniendo curiosidad sobre este "mantra" poderoso, preguntamos y Remavajan transmitió: el ábrete sósame es, en realidad, una especie de líquido que hacer ver una “tinta invisible”; cada vez que llegue allí requiero abrir una puerta utilizando una especie de "acertijo", ése es el ábrete sósame —comunicó. Y los Maestros recomendaron: para tener éxito en esta labor, se requiere que reces mucho, que tengas mucha fe y también paciencia; son puertas "especiales" y espaciales; para poder entrar necesitas abrir el intelecto, la fe, la belleza, la hermosura; siente que esta labor tiene un propósito, que es conseguir un bien.
Una vez al interior de la cueva —continuaron nuestros Guías Espirituales, requieres de la huella del dedo medio; es decir, necesitas colocar tu mano en cada cilindro poniendo tu huella dactilar del dedo medio. En ese recinto hay siete recipientes, que representan a los siete pecados capitales. Tienes que abrirlos todos, pero debes esperar al menos tres días entre la apertura del primero y el segundo (abres el primero, descansas tres días; abres el segundo, etc). En realidad, son siete universos capitales los que se van a ir purificando con las energías de estos envases, lo que producirá que, con el paso de unos años, se desplomará totalmente el mal.
También indicaron que existen otros tres cilindros que están más adelante, siguiendo por un camino; ésos son los recipientes de la riqueza, la abundancia y la opulencia. Allí están esperando a que vayan abrirlos; al liberar esas otras energías, se terminará el sufrimiento que les hace sentir que "no tienen dinero suficiente" —señalaron.
Entonces pregunté (Sharover): ¿en qué orden deben abrirse o cuál es el primero que debes abrir? y Ramavajan explicó: yo tengo que decidir cuál es el que corresponde abrir; ya iré viendo cuál toca. Y nuestros Guías Espirituales advirtieron: al momento que se abra la puerta de las minas de Salomón, habrá un cambio de energía muy fuerte en su planeta y nuestro líder, acostumbrado a los brutales golpes energéticos que ha significado efectuar nuestra misión, exclamó: ni modo, tenemos que aguantarnos; ya nos la sabemos.
En ese momento nos sentamos donde se encuentra el vórtice por el cual ingresamos al armagedón y nuestro líder, concentrándose, ingresó a las cuevas sin problema: ya detecté lo que tengo que hacer; la puerta principal se abre llevando una vela y rezando el Padre Nuestro; yo, preocupado, le advertí: cuidado al elegir el cilindro; no es lo mismo liberar el de la lujuria que el de la ira. En eso nuestro líder, teniendo los ojos cerrados, explicó: voy a abrir el tercer cilindro que veo; ya está. Al parecer, se abrió una energía de felicidad… espera, pero es una felicidad burlona, sarcástica, alburera y grosera. Iba a abrir mejor otro cilindro, pero no me dejaron. Y hay un escalón más en la cueva para llegar a la felicidad y a la riqueza, tengo que subirlo.
Reflexionando, Ramavajan dijo: lo que acabo de abrir es, en sí, un cilindro de felicidad, pero es una felicidad sucia; en realidad, es el recipiente de la lujuria; es uno de los siete pecados capitales. Y un poco preocupado por lo que contenía ese cilindro, explicó: esto es lo que se abrió; está saliendo mucha energía de lujuria pero, analizando bien la situación, lo que va a hacer esta fuerza es combatir la lujuria; es una felicidad algo mórbida, no es de amor realmente, sino de sentimientos de baja frecuencia, muy malditos. Esto me remite a las mafias que, actualmente, manejan redes de prostitución infantil; estas frecuencias van a producir una liberación de los tratantes de blancas, de quienes se dedican a robar órganos; percibo que esta energía se está comenzando a expandir y, muy pronto, se van a comenzar a arreglar todo este tipo de problemas —manifestó.
Entonces Ramavajan recordó la película El Señor de los Anillos y expresó: percibo que la avaricia es un poder que muchas personas quieren; sin embargo, con la apertura de este primer cilindro, muchos grupos dedicados a la prostitución y a las drogas se vendrán para abajo, vienen cambios muy importantes en el mundo producidos por las energías contenidas en estos siete cilindros —adelantó.
Profundizó acerca del efecto de estas energías recién liberadas: en realidad, lo que van a generar estos cilindros, son modificaciones o cambios a la energía del mundo; por ejemplo, una de las frecuencias que van a modificarse son las de los homosexuales; pero hay que abrir otros dos cilindros (otros dos pecados capitales) para que la energía de homosexualidad comience a disolverse. En este momento veo que las frecuencias de este cilindro ya están efectuando su labor, penetrando todas las estructuras del orbe; la energía de este primer cilindro es muy intensa, tiene mucho poder —se sorprendió.
Los Maestros nos pidieron que nos quedáramos al menos veinte minutos integrando las energías que se liberaron y, ante nuestra curiosidad por el poderoso mantra que utilizó Ramavajan (el “ábrete sósame”), comentaron: después les daremos un mensaje sobre el significado del “ábrete sósame” y cómo pueden aprovecharlo.