Los seres humanos nos protejemos con máscaras de soberbia que impiden que mostremos nuestro verdadero ser
CDMX, 29/10/2015. Enmedio de una vorágine de movimientos energéticos, por estos días nuestro líder vivió una situación algo incómoda —si no vergonzosa— donde él estaba cierto de que una empresa aseguradora le debía dinero, pero no recordaba que ya había cobrado esa prima. Estuvo realizando muchas llamadas telefónicas a la compañía, porque —según él— ellos no querían darle la cantidad que le correspondía. Cuando llegó con los abogados a cobrar su capital, le mostraron un papel donde venía su firma, demostrándole que él ya había recibido esa suma. Sin embargo, esta anécdota era necesaria para que él siguiera limpiándose energías que teníamos y que nos estorbaban, como la energía de confusión, que ya hemos dicho obstruye el crecimiento espiritual.
Recordemos que traer en nuestro interior esas frecuencias sirvió para lograr nuestro cometido pero, hacer conscientes esas energías produce frustración y, en ocasiones, negación. Harto, Ramavajan se preguntaba: ¿por qué estamos persiguiendo cosas que no se van a hacer? ¿cuál es el objetivo de todo esto? Entonces entramos en una conversación necia con los Maestros: ¿para tener éxito en este mundo tenemos que pedir con soberbia? —les preguntó nuestro líder y, como ellos nos habían dicho que la energía de soberbia es la que le daba el éxito a los malditos en la matrix mala —que aún funcionaba parcialmente—, contestaron que sí (pero nosotros no comprendíamos que esto debíamos hacerlo entendiendo que la vida es un juego, no con la solidez que estábamos manifestando); por lo que estábamos molestos.
Ramavajan se entristeció y dijo: nada de lo que hacemos funciona, no he visto que mejore mi vida en ningún aspecto; realizamos gastos económicos y energéticos impresionantes para lograr cambios muy pequeños. Y ambos nos sentíamos deprimidos. Al recordar todos los negocios que han sido un desastre (como la carnicería de Ixtapaluca) o que se han bloqueado, expresó: nuestros Guías Espirituales nos empujan hacia adelante, a que busquemos algo pero, de pronto, todo se detiene, se cae o se echa para atrás. Una de las emociones basura que tanto nuestro líder como yo hemos estado limpiando es ese afán de estar peleando todo el tiempo, estar yendo siempre hacia adelante, luchando incansablemente, sin detenernos, aunque sea que estemos cargando un costal con puras piedras. Nuestra existencia hemos luchado sin descanso para obtener victorias nimias, pero así fuimos entrenados, así nos acostumbraron a estar batallando, a veces sin considerar el resultado.
De pronto nos salimos a caminar por las calles de la colonia Roma —tratando de distraernos un poco—, y los Maestros informaron que las almas que estaban atoradas en los inframundos ya comenzaron a salir una por una, en fila; Ramavajan de inmediato se molestó: pero si son millones, ¡¿cuánto van a tardar en salir si van de ese modo?!, pero explicaron que la razón de que su abandono sea en fila es porque al caminar generan movimientos de energía intensos, que pueden ser dolorosos para nosotros (ya que esos entes traen muchas penas acumuladas).
Seguíamos caminando y dieron este aviso: por su cercanía con México, a partir de hoy inició el ascenso impresionante de Guatemala. En eso llegamos por la calle de Aguascalientes hasta el templo del Divino Redentor, donde nos sentamos para meditar y limpiar algo de lo que estábamos sintiendo. Pregunté a nuestros Guías Espirituales: ¿cómo podemos ayudar a Ramavajan a que se integre? Y contestaron: basta con que tenga una actitud más responsable.
Por la noche estuve reflexionando y al despertar le escribí a nuestro líder por el WhatsApp: ya sé lo que nos está pasando; nos estamos identificando con las energías negativas que tenemos, con las dificultades y los problemas que producen estas emociones malas; estamos creando una realidad falsa y nos apegamos a ella como si fuese cierta. No debes dejarte caer ni permitir que te identifiques con lo que no eres; sigamos limpiándonos y entonces surgirá el verdadero ser que somos; dejemos de identificarnos con el fracaso de todas nuestras vidas. En ésta, venciste al ser más peligroso, ahora falta limpiar el mal que traías para vencerlo; estás limpiando miedos y obstáculos; al terminar, surgirá tu verdadero ser, la persona feliz y relajienta que eres y que conozco, el vencedor de toda limitación —le dije. Y quedamos de vernos pronto para seguirnos limpiando estas energías basura; nos despedimos porque él tenía que salir la siguiente jornada hacia Janalaida.