
Los seres humanos nos protejemos con máscaras de soberbia que impiden que mostremos nuestro verdadero ser
Hermosa atesanía mexicana del Museo de Arte Popular de Valle de Bravo, en el Estado de México.
CDMX, 28/3/2016. Este día nuestro líder se sentía triste e incómodo; los Maestros le estaban limpiando energías malas de su cuerpo, mismas que él tenía que traer para lograr el éxito en nuestra misión. Sin embargo, al estar trabajando las emociones basura, uno no se siente bien del todo. Ayúdenme, por favor, no sé lo que me está pasando, no sé qué más tengo que hacer —gemía, esperando respuesta. ¡Defiéndanme, Maestros, yo ya los defendí a Ustedes! —dijo suplicante.
Ramavajan pasaba por una crisis económica severa (la cual yo trataba de compensar apoyándolo con el poco dinero que me sobraba). Ante la situación, nuestro líder estaba dispuesto a vender Janalaida; no le veía otra salida a sus múltiples deudas y compromisos económicos*. Su amigo Benito —un conocido de aquella zona—, se había interesado en adquirir una parte de su terreno para dedicarse a la ganadería.
Entonces se nos ocurrió pedirle a Dios una oración que nos fortaleciera económicamente y que nos mantuviera por encima del mal, para que no nos perjudique la debacle de los malditos. En ese momento la divinidad no respondió, pero nuestro líder siguió platicando que, recientemente, cuando se va a dormir, de inmediato se le baja mucho (o le bajan) la energía y, en su mente, comienzan a revolotearle muchos recuerdos; pasan frente a él las imágenes de varias personas y percibe emociones muy extrañas. No puedo dormir y tengo que reclamarle a los Maestros: ¡por favor, ya déjenme descansar!, pero no encontraba una manera de calmar su mente; me dijo que ya llevaba tres días padeciendo esta situación**. Desesperado, al día siguiente limpió su recámara (aunque "le faltó" ya que tiene muchos objetos de los cuales debe deshacerse ya que están cargados con energía mala).
Entonces me explicó que la limpieza energética a la que está siendo sometido es muy profunda: de repente me llegan imágenes muy rápidas que no me dejan descansar; todo me da vueltas en la cabeza e incluso a veces despierto y me doy cuenta de que estoy hablando solo; entonces me levanto, voy a la cocina para comer algo y me vuelvo a recostar; sin embargo, a las 4:00 am otra vez se me activa el estado de alerta y vuelven a desfilar sin descanso las imágenes en mi mente. Uno de los recuerdos que se le aparecían de manera recurrente era la imagen de su esposa cuando lo estaba engañando (nota: nuestro líder tuvo que padecer este lamentable suceso a fin de que saliera enfurecido a atacar al anticristo, ya que en ese momento pensó (o descubrió) que dicho ser era el responsable del daño que le estaban haciendo a su familia).
A menudo las sesiones con Ramavajan eran una especie de "terapia" donde nuestro líder se ponía a hablar y a hablar, tratando de expulsar emociones que tenía atoradas (dichas energías son precisamente las que usamos como armas contra Ilsravé). Entonces nuestro líder expuso su molestia, ya que su esposa tiene la mala costumbre —consciente o inconsciente— de dejar un quemador de la cocina encendido, sin estar cocinando nada; al hacerlo, produce que el tanque de gas de su casa se consuma rápidamente (y esto representa un gasto más para nuestro líder). Muchas de las actitudes que manifiestan nuestras parejas fueron diseñadas por el camino oscuro para perjudicarnos.
Por estos días Ramavajan trabajó con un emprendedor (un joven llamado Isaac), que conseguía cuadros o imágenes de actores famosos autografiadas (ver un ejemplo similar aquí). Nuestro líder se esforzó mucho por vender estos artículos en una feria especializada (tipo Comic Con) y, para ser honestos, ayudó al microempresario a obtener unos $400,000 mx por 70 pósteres y cuadros que colocó en tan sólo tres días. Sin embargo, cuando nuestro líder le pidió a Isaac que le prestars $28,000 mx para salir delante de sus compromisos económicos, éste se negó. En quince días te devuelvo el dinero —le decía Ramavajan, necesitado; pero el joven no le tuvo compasión a pesar de que, gracias a nuestro líder, se llevó un capital importante en dicha feria.
Desesperado, al ver cómo ha sufrido Ramavajan año tras año, pregunté a los Maestros: ¿es la voluntad de Dios que vivamos un proceso de purificación y de limpieza personal tan intenso? Y nos respondieron que no; entonces comprendimos que este periodo de purificación fue un compromiso de nosotros mismos con Dios.
Entonces nuestros Guías Espirituales informaron: hoy comienza la tercera etapa de su misión. Debido a que ya estamos un poco ciscados por tanto trabajo psico-energético, preguntamos: ¿esta etapa ya incluye la riqueza material? y dijeron: Ustedes ya la tienen. Pero como siempre estamos dudando, insistimos: ¿esta riqueza material es una energía que se encuentra afuera de nosotros? Y mencionaron: está con Ustedes en tercera dimensión. Pero volvimos a preguntar (sólo para asegurarnos): y ya se manifestó? pero respondieron: no. Desanimados por la respuesta, volvimos a preguntar: ¿y qué necesitamos hacer para que se haga presente? Dijeron: rezar mucho… y luego orar.
Entonces volví a investigar: ¿qué tiene que ocurrir para que nos llegue riqueza?, y explicaron que hay un evento pendiente: es la explosión de un segundo planeta (aunque no precisaron cuándo se iba a dar este acontecimiento). Y ante la insistencia de nuestro líder, explicaron: tienen que rezar y orar al mismo tiempo (aunque no entendimos bien cómo). ¿O a dónde más hay que ir? Ya hicimos todo lo que pidieron, ¿qué más sigue? —reclamó Ramavajan; esto dijeron: es importante que vayan a meditar a Ixtapaluca.
Ramavajan insistió: si vamos a Ixtapaluca, ¿se van a corregir nuestros asuntos personales? ¿cerraremos el círculo que falta? Y nuestros Guías respondieron: no. ¿Cómo le hacemos? —insistió de inmediato Ramavajan. Nuevamente dijeron: orando por lo que, de tanto insistir, los Maestros nos dieron una oración hermosa que más o menos señala cuál es el camino o ruta que debemos seguir.
Éste es el rezo que nos dieron: orar es pedir a Dios por el santo sepulcro de la maldad, el fin y la determinación de la destrucción de los demonios al tercer plano y en cualquier plano donde existan, derrotar*** a los malos en la tierra de los buenos; ésa es la meta a la cual tenemos que llegar para la bendición de los pecados, amén.
Nuestro líder transmitió: con esta forma de orar, ahora sí nos va a llegar el dinero, las bendiciones, todo.
Hablando de otros temas, Ramavajan percibió que los demonios se están poniendo de acuerdo, consciente o inconscientemente, tratando de buscar un bien común para ellos, a fin de seguir dominando en nuestra realidad, a pesar de que , la energía ya no les favorece. Entonces pregunté: ¿hemos tenido que ir de la mano de la caída de los malditos? y respondieron: así es; al hundirse con ellos, los conducen a un barranco del cual ya no van a poder salir. Para la semana que entra les va a mejorar todo; lo que está ocurriendo en estos momentos es una renovación. A los demonios que los ayuden a Ustedes también les van a mejorar las cosas. Nuestro líder preguntó: ¿y los demonios se pueden hundir solos? ¿qué tenemos que hacer para que ocurra eso? Respondieron: rezar, orar con la oración que les dimos y con eso ya no les va a ocurrir nada malo.
Entonces Ramavajan sacó frustración de su interior: trabajé muy duro en la feria, le di a Isaac unas ventas fenomenales pero, cuando le pedí que me ayudara, que me prestara una pequeña parte de todo lo que le hice ganar, entonces se justificó y dijo: "no tengo y no puedo".
Los Maestros reconocieron que los demonios siguen usando su poder para fastidiar a los demás; sin embargo, dijeron: a los malditos el poder ahora les está costando la salud. Y Ramavajan comentó que ha visto que los demonios siguen soberbios, y dijo: le he pedido a Dios que la gente confíe en mí, que me tengan afecto y me ayuden.
Entonces explicaron que nuestro líder tiene una energía con la cual lo detectan los malditos: es un rayo "oljitol-yabá", pero me están diciendo que ya me pueden quitar esta energía; no la necesitamos más en nuestra misión. Nuestros Guías espirituales dijeron esto para animarlo: ya acabaron, ya acabaron, ya acabaron con todo lo que tenían que hacer (aunque sabemos —por experiencia— que siempre aparecen "detalles" que tenemos que atender).
Debido a que los dos teníamos gripa, los Maestros comentaron: en ese centro energético donde se encuentran está el gozo y la transmutación del ser humano, pero como nuestro líder estaba pasando malos ratos, comentó: no le vemos el gozo a toda esta purificación que estamos padeciendo, y se refirió a que Dios nos trajo a este mundo a hacer un trabajo de su parte: estas limpiezas son voluntad de Dios, no de nosotros. Entonces volví a preguntar a los Maestros si Ramavajan ya cumplió la promesa que le hizo a Dios pero, sintiéndose abrumado, recordó: hace muchos años, antes de que comenzara este proceso de la batalla contra el anticristo, fui muy feliz —y se puso a llorar.
Para hacer una meditación este día, nos pidieron que compráramos un cirio pascual. Al estar en el templo del Divino Redentor, en la colonia Roma, Ramavajan exclamó: protégeme, Padre, la maldad es devastadora. Y a medida que platicábamos reconoció que le duele mucho ver que su hija se pelea con su madre y termina llorando. Eso es lo que más me duele —dijo. La maldad nos confunde, nos muestra un objeto, una cosa y creemos que eso es verdad, pero todo en nuestra realidad es una mentira, un engaño más. Eso mismo me ha ocurrido toda mi vida. Por favor, Maestros, limpien mi energía para que los demonios ya no me puedan engañar ni hacer más daño. Entonces nos dijeron que su dislexia les ha ayudado a aprender a voltear las cosas; al hacerlo, al poner todo lo que les dicen los malditos "al revés", han podido saber qué es verdad y qué no.
Encendimos el cirio pascual y, mientras nos relajábamos, un coro de divinos cantores deleitó el recinto con tonadas que, para nosotros, parecieron un bálsamo de amor divino. Al terminar la meditación, Ramavajan explicó esto que le dijeron: parte de nuestra misión era engañar a los demonios, hacerles creer que ya me vencieron. Por años ha ocurrido así: los malditos creen que ya me destruyeron, que ya perdí la batalla contra ellos; con esta actitud los engaño, piensan que ya me devastaron y entonces resurjo, los vuelvo a doblegar; esta estrategia la he aplicado varias veces. Para terminar, nuestros Guías Espirituales mencionaron: quédate tranquilo, Ramavajan, ya te va a ir mejor.