Empresas del mal, en caída libre

Desesperado, Ramavajan le dijo a Dios: si no me puedes ayudar, mejor llévame de aquí…

Visita el barrio chino en CDMX (efecto de Lunapic.com)

Días tormentosos

CDMX, 1/2/2017. En el proceso de quitarnos nuestras emociones basura, a veces nos tocó pasar momentos felices pero, en otras ocasiones, experimentamos profundas limpiezas de karma. Al reunirnos este día, Ramavajan explicó: algunas de las energías que traía para combatir con éxito al anticristo se me van a ir quitando cuando se acerquen a mí personas que vienen específicamente a llevarse energías malas. Este proceso es exclusivamente mío —anticipó.


Tocando emociones profundas

Sin embargo, nuestro líder no se sentía bien por la crisis monetaria que seguía padeciendo, por lo que gimió a Dios: Padre, si ya no me puedes ayudar, si mi vida va a ser todo el tiempo así, tan complicada y difícil, mejor llévame, ¿qué estoy haciendo aquí? Y yo trataba de tranquilizarlo, de hacerle ver que seguramente esta situación es temporal, o que estaba cerca de cambiar. Nuestro líder reconoció: nunca me había sentido así, tan deprimido y desesperado; por eso le insistí a Dios: "o me ayudas o ya mejor me voy de este mundo". No obstante, varias veces me he dado cuenta de que, cuando ya casi todo está perdido, de manera milagrosa resurjo y, lo que más me preocupaba, se resuelve mágicamente; así es la energía que traemos.


Centros de meditación en el mundo (Seattle)

Al rato Ramavajan ya se sentía mejor; se ve que liberó algunas emociones basura y me confió que le gusta mucho ir a Janalaida, ya que allí se siente muy bien y disfruta mucho de la energía del campo. Algún día estaré viajando mucho, yendo y viniendo a esa zona; incluso percibo que tendremos un centro médico o de salud sicoenergética en Seattle, EEUU, además de que podré quedarme a vivir en una enorme casa allá —profetizó.


Recordando a Don Gabino

Años antes estuvimos en contacto con un gran empresario agrícola de la zona de Metztitlán: Don Gabino, quien tenía el don de producir 12 toneladas de maíz en pleno desierto de Hidalgo. Esa zona, cuando la conocí la primera vez, me pareció que era "la zona prometida", ya que era un oasis enmedio de montañas escarpadas; nuestro líder recordó: ya están presentándose negocios para nosotros; ¿recuerdas a Don Gabino? Él me decía: "no sé por qué no puede hacer dinero, si es tan fácil ganarlo, ¿por qué se les complica tanto?" Ahora que reflexiono, él tenía a su favor la energía de los demonios y todo se le daba fácilmente; sin embargo, debido a que cambiamos las frecuencias del orbe, Gabino comenzó a mostrar un extraño interés por mi terreno; de repente quería quedarse con él. Ahora a los malditos les está costando trabajo producir y nosotros estamos de vacaciones; esos son los cambios que se están viendo en estos momentos para las personas de luz. Con fe y siguiendo trabajando energéticamente, vamos a mellar a los demonios del mundo; finalmente a nosotros nos va a ir mejor —confió.


Empresas en caída libre

Debido a que muchos negocios los han estado manejando con energía oscura —continuó expresando Ramavajan, ahora vamos a ver cómo muchas empresas del camino oscuro comienzan a desmoronarse; tal es el caso de los Sanborns, los Vips, Banamex (Citigroup), etc; esos negocios van a terminar cambiando de manos y las personas que van a llegar a manejarlos van a ser mejores seres humanos —manifestó.


Recordando cuando casi nos matamos en carretera

Para terminar esta sesión, nuestro líder recordó aquella vez que me dejó manejar su auto cuando veníamos de regreso de Janalaida: aquella vez me sentía muy cansado y te dejé conducir mi auto; sin embargo, de repente abrí los ojos y te juro que es una de las pocas veces que pensé iba a morir —expresó con una mezcla de alegría (porque no nos morimos) e ironía. Sin embargo, reaccionaste bien metiéndote entre los dos tráileres de doble remolque; fue una reacción rápida que nos salvó la vida (nota: siempre he querido conducir tan rápido como nuestro líder; sin embargo, no tengo la pericia que él tiene para el manejo). Para seguir bromeando, me dijo: el anticristo no pudo matarme, ¡pero tú casi me matas! —y reímos (le agradezco mucho a Dios que no nos partimos la cara en esa ocasión).